El balance del 2022

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2022. Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

Acabó un nuevo año y, aunque algo tarde, creo que es bueno hacer balance.

Hace poco reflexionaba, después de una reunión maratoniana de retrospectiva, de lo poderosas que son estas dinámicas para pararte a pensar. Para darte cuenta que no estás sólo con tus preocupaciones y deseos. Para dar perspectiva.

Los balances para mí, aunque en solitario, tienen el mismo efecto: darme el espacio para reflexionar y ganar perspectiva. Sobre lo malo, sobre lo bueno y sobre lo que quiero que pase de aquí en adelante.

2022 no ha sido un año fácil. Quizás por la edad que tengo ya se acabaron este tipo de años, o quizás siempre fueron difíciles pero no me paraba a pensarlo y me dedicaba más a disfrutarlos. La muerte de mi suegro, un accidente de tráfico que aún me remueve cuando pienso en él, enfermedades, la odisea que sigue siendo conciliar… También un cambio de trabajo con el que, siendo sinceros, no he encontrado lo que buscaba y con el que sigo luchando.

Pero también ha habido cosas positivas y quiero enfocarme en esto. Lo que más me ha aportado y me ha hecho feliz en este año 2022, y lo que espero del 2023.

Despedida de Liferay

Todo lo que diga de Liferay, mi anterior empresa, se quedará corto. Y lo curioso es que la mayor parte no tendrá nada que ver con el trabajo.

Nunca me he sentido más cuidado y mejor rodeado. Rodeado de personas que realmente se preocupan las unas por las otras y no dudan en dejar lo que están haciendo por ayudar. Eso es la cultura de empresa. No lo que está escrito en las paredes de la oficina, sino lo que demuestra cada una de las personas que trabajan en ella, lo que las guía y transmiten a los que llegan. Tengo la suerte de llevarme esa cultura conmigo para siempre: la de liderar sirviendo, valorar a las personas, la de ser uno mismo y permitir a los demás ser como son, la de crecer y mejorar reconociendo lo que no sabes y en lo que has fallado, la de buscar la excelencia sin sacrificar tus valores, y todo ello juntos.

Empecé el año como líder de squad, esperando a una nueva persona que se unía al equipo después de un proceso de selección que cuidamos mucho. Una de las tareas más importantes de este inicio de año fue preparar el mejor onboarding posible. No sé si fue el mejor, pero sí que salió muy bien. Fue una oportunidad excepcional, no sólo para preparar a quien llegaba, sino para reflexionar como equipo en lo que queríamos ser y para mejorar con una visión externa que nos aportó mucho.

Vinieron retos importantes a nivel técnico en nuestra parte de APIs. Personalmente aprendí a delegar de verdad y no puedo estar más feliz con el resultado. El equipo hizo un trabajo excepcional, mucho mejor del que podía haber hecho yo con el resto de responsabilidades que tenía. Además se nos unió un compañero en prácticas, por lo que tuvimos una oportunidad más de crecer y mentorizar a una persona junior aportándole el máximo valor con los conocimientos que teníamos. Estoy muy orgulloso del equipo que conseguimos. Más que por lo que hicimos, por el cómo, cuidándonos y ayudándonos los unos a los otros.

Una de las mayores satisfacciones de la última etapa fue actuar como mentor en el programa de graduates. Se nos unieron 4 personas durante un año para aprender en las tres especialidades principales en desarrollo: backend, frontend y QA. Tuve la oportunidad de acompañarlos durante ese año y verlos crecer, ayudarse los unos a los otros, compartir lo que aprendían y hacer una piña muy bonita. El mejor regalo de despedida fue, que poco antes de irme, pude ver como todos se quedaban en la empresa, creando una nueva generación que seguro aportará muchísimo valor a los que ya están y a los que lleguen.

Y vino la despedida. Y con ella vino el recuerdo de muchas cosas que en parte había olvidado. El cariño, los mensajes y el reconocimiento al irme me pilló un poco por sorpresa y me emocionó mucho. Estaré siempre agradecido por todo lo que me aportó esta etapa profesional y lo que significó para mí.

Cambio de trabajo

Cambié de empresa y tengo que reconocer que el inicio fue duro. Sabía que una startup significa que todo cambia rápido pero no imaginaba que todo podía cambiar desde que terminé el proceso de selección, con todas las expectativas generadas, hasta que me incorporé, donde la situación había cambiado totalmente.

También sabía que los estándares que tenía de cultura de empresa eran difíciles de mantener y era difícil manejar las expectativas, pero pensaba que podía influir en esa cultura con lo que había aprendido.

Entré con la idea de formar parte de dos equipos localizados en la oficina de Madrid y finalmente me quedé como único desarrollador en Madrid trabajando desde la oficina de forma remota con mi equipo de Dubai. Pese al choque inicial he de decir que me siento muy afortunado del equipo en el que caí. Personas maravillosas que me hicieron sentir como en casa desde el primer momento y a los que tengo un gran cariño. Además de lo maravilloso que es trabajar en un entorno multicultural con personas de Brasil, Líbano, Egipto, Austria, … lo que me aporta muchísimo a nivel personal.

A nivel tecnológico he disfrutado mucho saliéndome de Java y las tecnologías en las que llevaba trabajando los últimos años. Comencé trabajando con Kotlin y Micronaut para después cambiar de stack a TypeScript y NestJS. Además me ha servido para quitarme la presión de quedarme obsoleto, que últimamente estaba más presente, y darme cuenta de que, con la experiencia y conocimientos que tengo actualmente, estos cambios de tecnología son relativamente sencillos para mí y puedo llegar a sentirme a gusto y productivo en muy poco tiempo.

También me ha gustado mucho volver a tocar base de datos, controlar la infraestructura y despliegue, trabajar por fin en un entorno de multiservicio, que permitirme decir que tampoco es para tanto, tocar usar servicios de cloud AWS y usar herramientas No-Code para hacer prototipos rápidos y validar ideas como AirTable, Zapier, Softr o Retool.

Por último, creo que lo más importante, este cambio de trabajo me ha servido para conocerme más a mí mismo. Lo que valoro, lo que necesito y donde puedo aportar más. Me gusta trabajar en entornos de confianza y colaboración y que las personas de mi alrededor se sientan bien y cuidados. Muy relacionado con la cultura y mi cambio de Manager a Individual Contributor y las limitaciones que he encontrado con él.

TeachT3ch

Otra de las satisfacciones del año fue seguir participando en Teacht3ch.

Empezamos con las primeras Winter Sessions, donde profundizamos en temas más avanzados para que nuestros antiguos alumnos pudieran seguir creciendo, y con ellos se uniera todo el que quisiera y conociera la labor que estábamos haciendo. Pude dar un taller de APIs, que preparé y di con mucho cariño, disfrutando mucho la experiencia.

Después llegó el curso de verano y con él una nueva promoción de personas maravillosas con ganas de buscar una oportunidad dentro del desarrollo. Personas con diferentes experiencias vitales, laborales y académicas que nos aportan muchísimo a los que estamos cerca y que estoy seguro aportarán mucho al sector. Si el año pasado di la primera clase, este año pude dar una de las últimas y fue genial ver como personas que muchas veces empiezan de cero evolucionan en unas pocas semanas.

Fue un año de crecimiento y consolidación. Con una nueva web súper bonita, muchas personas nuevas ayudando, crecimiento en redes y la guinda del reconocimiento de Manfred mencionándonos como candidatos al proyecto del año. Todo ello con el único fin de llegar a más gente y seguir ayudando con nuestro tiempo a personas a las que aprender programación les puede cambiar la vida.

Siempre me quedo con la sensación de querer aportar más y disfrutar más de la experiencia, pero me es difícil sacar tiempo y normalmente llego con la lengua fuera. Por eso estoy agradecidísimo a mis compañeros que dedican tanto y empujan para que este proyecto tan bonito siga creciendo. A vosotros, un millón de gracias.

Comunidad

Lo que he recibido de la comunidad también ha sido de lo mejor del año. Como mencionaba en el último artículo que escribí, la TarugoConf fue la culminación de un proceso que empezó hace años de querer mostrarme. Años de un esfuerzo que ha sido recompensado con creces por la gente que he conocido y la red que tengo ahora mismo por la que me siento muy afortunado. Disfruté mucho del evento y ojalá haya este año más opciones de asistir a eventos presenciales para seguir disfrutando.

También he conocido personas geniales e interesantísimas del sector que me aportan mucho: por sus conocimientos, experiencias, visión, por compartir opiniones o desafiar las mías. No quiero nombrar a nadie ya que tengo la suerte de que han sido muchas. Espero mantener este año estas relaciones e incrementarlas.

Para terminar, he de reconocer que he llegado a fin de año algo exhausto en este sentido, sobre todo con mi principal red social que es Twitter. Con la sensación de no aportar y de que no me aporta demasiado. Toda la polémica con la plataforma también me ha desmotivado bastante. Toca redefinir la perspectiva para encontrar cuál es la mejor forma de seguir participando en esta comunidad que me parece tan importante y en la que quiero seguir aportando mi granito de arena.

¿Qué le pido al 2023?

Suena a tópico, pero lo único que le pido a 2023 es salud. Salud física y mental. Porque llevo años posponiéndola y sacrificándola esperando “a que sea buen momento”: a crecer algo más, al siguiente paso en mi carrera, al próximo cambio de trabajo…

Tengo que redefinir la relación que tengo con el trabajo y enfocarlo de una forma más sana. Manejar mejor mis expectativas y la visión romántica que tengo para no hacerme daño. Controlar mi autoexigencia y la presión que me pongo. Todo para conseguir estar presente y disfrutar cada ámbito de mi vida: el laboral, el personal y el familiar.

Tengo que crear buenos hábitos que me permitan sentirme bien y cuidar mi cuerpo para estar el máximo tiempo y en el mejor estado posible con mi familia. Además de dar el ejemplo para que ellos se cuiden. Comer sano y encontrar el tiempo para hacer ejercicio. Buscar algún deporte que me ayude y también me sirva de desconexión.

2023 debe ser un año de reconstrucción a una forma más sana de vivir. Debo trabajar para encontrar la dirección y dejar de pensar tanto en la velocidad. Me cuesta mucho desprenderme de esa sensación de llegar tarde de la que escribí hace ya bastante tiempo. Más aún cuando empiezas de cero, cuando das un paso en falso y tienes que volver atrás.

Pero quiero pensar que todo ayuda y que no es tan malo seguir explorando para encontrar en lo que aportas más y lo que te hace más feliz. Como dice una de las canciones principales de Los Anillos del Poder, la nueva serie del Señor de los Anillos, quiero pensar que: “no todos los que se preguntan o vagan están perdidos”