“Soy” es una palabra poderosa. Es aquella que más nos marca y delimita. Es de las palabras que más usamos y de las primeras que decimos a otro: “Hola, soy…”. Pero, a pesar de la práctica, creo que, la mayor parte del tiempo, la usamos mal.
Usamos “soy” como si fuera algo estático e inamovible, cuando, en realidad, es algo que cambia y que tenemos el poder de cambiar. “Soy” es presente, y el presente es lo que decidimos hacer con él. No niego que soy de donde vengo y hacia donde quiero ir, pero soy consciente de que es mi decisión unir esos hilos, tanto como decidir, en cualquier momento, cortarlos.
Soy Javier. Soy padre de dos hijos maravillosos y, siendo sincero conmigo mismo, es el único aspecto de mi vida que considero inamovible. Soy marido de mi mejor amiga, a quien conocí con 9 años y con quien me siento tremendamente afortunado de compartir mi vida. Soy hijo, hermano, sobrino, primo… En general, un familiar bastante mediocre, no por el cariño que les tengo a todos, sino por el tiempo que les dedico, y por mi insatisfacción y poco gusto por las llamadas telefónicas. Lo mismo creo que podría decir como amigo, sumado al hecho de lo tremendamente difícil que se me hace hablar de mí y abrirme a otra persona.
¿Soy mal estudiante? Eso es lo que me he dicho durante toda mi vida porque fue lo que oí de mis profesores y de las personas más cercanas. Lo cual es extraño, pues hasta hoy no he dejado de estudiar, y es de las cosas que más me llenan. ¿Soy un rebelde por decir esto? No lo creo, puesto que asumí esta etiqueta para no incomodar a nadie a mi alrededor al pensar que las cosas que querían enseñarme, o sus formas de hacerlo, no eran las adecuadas.
Soy ingeniero informático. Y lo que me cuesta decir esto… Porque me suena pretencioso. En parte, lo soy por mérito: es cierto que llegué a superar esta carrera. Pero igual de cierto es que, en otra gran parte, lo soy por oportunidad: por tener el apoyo familiar, los recursos y el tiempo para dedicarme a ella, y por la casualidad de encontrarme con una profesión que desconocía y que me atrapó.
Soy desarrollador de software. Y esto no me cuesta nada decirlo, ya que me encanta y nace solamente del hecho, nada pretencioso, de hacer algo que me apasiona y que creo que tiene el poder de ayudar a muchos.
Soy Engineering Manager. Y aquí aún recurro al inglés porque me sentiría inseguro diciendo esto en mi propio idioma. Lo soy con gran respeto, ya que significa para mí, más que cualquier otra cosa, ser responsable de personas y que mi trabajo impacte en sus vidas. Esto me lo tomo muy en serio, y es lo que me empuja a seguir aprendiendo y esforzándome para hacerlo lo mejor posible.
¿Pero todo esto soy? ¿O fui? ¿Seguiré siendo? Solo pensarlo y escribirlo me parece agotador: ser todo esto a la vez. Por eso, creo que es mejor acotar el ser a un instante o, al menos, a un periodo de tiempo más corto y centrado en el presente.
Ahora soy el que escribe estas líneas, que, como de costumbre, no sé si tendrán sentido para alguien más que para mí. Soy el que se ha levantado de la cama mientras en su cabeza se empezaba a formar esta idea, después de luchar por decidir si merecía la pena el esfuerzo de levantarse y de sopesar la posibilidad de acordarme de esto mañana. Soy el que ha parado de escribir para volver a releerlo todo, aún sabiendo que volver atrás es paralizarse y juzgar algo que aún no está acabado, en parte por el temor de seguir adelante.
Soy el que ha disfrutado de un buen día con sus hijos (y lo bien que sienta). Soy el que, otro Black Friday, se gasta el dinero en algún nuevo libro o curso para aprender algo nuevo, con la esperanza de que, mágicamente, el tiempo necesario venga incluido con la compra. Soy el que disfruta descubriendo y redescubriendo música, y últimamente esto se llama La Sonrisa de Julia. Soy el que está viendo From con la esperanza de que pronto den alguna respuesta y no sigan abriendo más preguntas.
También soy el que lucha por sacar huecos para estudiar Psicología (y mala señal es que, en vez de esto, me encuentre escribiendo). El que está pasando una mala racha para desconectar del trabajo, lo cual le está trayendo consecuencias que intenta solucionar. Soy el que, más que nada, quiere ser un buen padre y una buena pareja, pero que no siempre lo consigue, y esto le entristece y duele más que cualquier otra cosa. Soy el que, aun sabiendo esto, cada día confunde prioridades por hacer bien su trabajo, por ayudar a los demás, por sentirse valorado, por lo que piensen los demás. Porque también me encanta lo que hago y me pregunto si no podría hacer más. Porque veo amigos y referentes montando empresas y solucionando grandes problemas y pienso si no podría yo también hacerlo. Pero, después de todo esto, soy el que vuelve y se pregunta si realmente quiere esto.
¿Pero todo esto soy? ¿O seré? ¿O acabaré siendo? Soy el que, en un par de párrafos, dijo que debía centrarse en el presente y se ha vuelto a perder, esta vez hacia el futuro, otra vez agotado de tanto ser. Soy el que inconscientemente ha pasado de usar el “soy” y la primera persona a “ser” y la tercera, quizás por el miedo a aquello que estaba pensando.
Así que vuelvo a ser el que soy. Soy el que piensa que ya es hora de acabar este texto. Soy el que espera recordar que soy lo que decido ser en cada momento. Soy el que desea tener la fuerza y la templanza para tomar buenas decisiones. Soy el que quiere estar orgulloso de lo que fui, ilusionado por lo que seré, pero, sobre todo, feliz por estar siendo.